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jueves, 1 de mayo de 2014

Origen y Modo de Contar de los Indios de Faustino Chimalpopoca (Libro y Biografía del Autor)

AL LECTOR

Este libro está tomado de los Documentos Históricos de Faustino Chimalpopoca que existen en la Sección de M. S. del Museo Nacional.

Corresponde a la edición del libro Origen y Modo de Contar de los Indios editado por Vargas Rea en 1 947.

Espero que su lectura nos permita comprender la visión del sistema de numeración creado por las etnias Nativas del continente americano, visión que surge desde las propias etnias en contraposición a la visión de ese sistema desde la vista del criollo.

De los 100 ejemplares impresos, ponemos a disposición el número 2 que adquirimos en el año 2 012.

Ángel Míguez


































FICHA: 


Faustino Chimalpopoca Galicia [también: Faustino Galicia Chimalpopoca]

(1805 – 1877)

Historiador y nahuatlato.

En una época donde solo los privilegiados tenían acceso a la educación, tuvo la oportunidad de estudiar para abogado.

Dedicó su vida a la enseñanza del náhuatl y a la transcripción y traducción de documentos coloniales.

Fue parte de la Academia de Profesores para estudiar las Antigüedades Mexicanas.

Fue el primer traductor del manuscrito “Anales de Cuauhtitlán” y se desempeñó como copista bajo la dirección de José Fernando Ramírez.

Perteneció a la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, donde estuvo a cargo de las investigaciones de las lenguas indígenas; impartió náhuatl en la Nacional y Pontificia Universidad de México y trabajó en el Museo Nacional de Arqueología, Etnología e Historia.

Bibliografía (escritos, copias y traducciones)

“Origen y Modo de Contar de los Indios”

“Los Anales de México y sus contornos” (Anales de Cuauhtitlan, noticias históricas de México y sus contornos, José Fernando Ramírez (comp.), Faustino Galicia Chimalpopoca (tr.), México, Publicación de los Anales del Museo Nacional, 1885, 84 p)

“Los Documentos históricos de nuestro personaje”



BIOGRAFÍA:

FAUSTINO CHIMALPOPOCA GALICIA

Biografía por Baruc Martínez

Siempre es difícil y complicado empezar un texto, cualquiera que sea éste, pero, se vuelve más complicado aún, cuando se escribe sobre alguien quien ha roto las barreras de su tiempo y su persona es de actualidad constante; aquel que se decidió a cambiar su mundo y sigue influyendo sobre el nuestro; quien siempre nos recuerda que la Historia, aquí con mayúscula, no es lo que ya pasó sino lo que está pasando, en ese sentido de acción constante con causas de larga o corta duración. Una de estas personas nació en el umbral del siglo XIX; apenas habían transcurrido cinco años cuando una madre dio a luz a un hijo pródigo, fue en un pequeño pueblo, en una casa humilde, entre canales y ahuejotes; con las palabras suaves del idioma mexicano llegó al mundo Faustino Chimalpopoca Galicia.

Pocas veces recordado, inclusive por sus familiares, las más de las veces olvidado en lo cotidiano y relegado a los fríos muros de la academia historiográfica. Sin embargo, fue un hombre de grandes obras, de ésos que sólo se daban en el siglo XIX; vida fructífera la de don Faustino, legado para los pueblos de habla nahuatl en particular, pero para los del mundo entero en general. Obra que no podemos soslayar si queremos entender nuestra actualidad con respecto a las lenguas primigenias de estas tierras.

Parece increíble, pero ni en su propio pueblo se acuerdan de él; ha sido estigmatizado por los juaristas recalcitrantes; considerado anatema en la historiografía oficial, impuesta por el Estado burgués en turno. Ninguna calle lleva su nombre, ni escuela alguna, ni una estatua, mucho menos se le daría su nombre algún pueblo o ciudad, por pequeño que éste fuera. Así de injusta ha sido la crítica con don Faustino Chimalpopoca Galicia.

Hoy, sin embargo, las cosas han cambiado; poco a poco nos vamos quitando el colonialismo de nuestras mentes. La figura de don Faustino ayuda a vencer los obstáculos que se nos presentan; ejemplo preclaro para la juventud que ansía conocimiento sobre nuestro propio ser. Hablemos pues de quién es Faustino Chimalpopoca Galicia.

En 1805 nació, en una casa de piedra que aún existe, don Faustino Chimalpopoca Galicia en el actual pueblo de San Pedro Tláhuac. Ocurrió este suceso en el paraje denominado Tecaxic (en la hondonada de piedra), en el barrio de Ticic (San Miguel), el más importante desde la antigüedad hasta ese momento. El nombre de su madre nos es desconocido hasta la actualidad, no así el de su padre: don Alejo Andrés Chimalpopoca Galicia.

Al parecer era miembro de una de las familias gobernantes de Tláhuac; el mismo Faustino, en uno de sus trabajos, señala a su padre con el cargo de tlahtoani, es decir: gobernante. Además gozaban de un prestigio considerable al ser del linaje de las familias gobernantes desde la época prehispánica. Así se sabe que los Chimalpopoca eran descendientes del estrato gobernante por dos líneas: por un lado del tlahtoani de Mexihco Tenochtitlan: Chimalpopoca y, por el otro, del tlahtoani de Tetzcoco Ahcolhuahcan: Nezahualcoyotl. Con respecto a este tópico ya hemos apuntado que:

[…] en el pueblo [de Tláhuac] todavía se conservaban muchas tradiciones provenientes del pasado indígena, aún en la actualidad es apreciable esto. Por ello, uno de los rasgos característicos es que existían familias descendientes de las clases gobernantes prehispánicas y esto les otorgaba respeto entre los habitantes indígenas. Además estas familias eran las que conservaban de una mejor manera las tradiciones autóctonas, la historia, la lengua, las leyendas, etcétera. En Tláhuac podemos hablar, principalmente, de dos familias de este tipo: Ramírez Ruiz y Chimalpopoca Galicia.

Como miembro de una de esas familias gobernantes gozó de privilegios que los campesinos tlahuacah no tuvieron. En aquel tiempo, en Tláhuac, no existía escuela alguna; sus habitantes se dedicaban, principalmente, a la pesca y a la agricultura chinampera. El resultado de su trabajo lo consumían y el excedente lo llevaban a comerciar al centro de la ciudad de México; se dirigían a dos mercados principalmente: al de Jamaica y al del Volador, ubicado este último en la actual Plaza de la Constitución.

Entre esos privilegios estuvo el de la educación; mucho pesó que su padre fuera gobernante de este pueblo, empero, no fue sólo él quien le permitió el acceso a la instrucción. De acuerdo con Agustín Mendoza Palacios, nativo de Tláhuac, don Faustino tuvo la fortuna de que su padrino fuera el sacerdote del pueblo; él fue, pensamos, la principal influencia para la futura formación del después licenciado Chimalpopoca Galicia.

Por esos años, en el centro de México, existía un colegio dirigido por los jesuitas y especializado en la educación indígena; se llamaba Colegio de San Gregorio. Ahí, precisamente, ingresó nuestro personaje para prepararse como abogado. Después de varios años de estudio en dicho colegio obtuvo el título de abogado y, para tales fines, su padrino fue el entonces emperador de México: Agustín de Iturbide, quien le obsequió la bondadosa cantidad de cincuenta y dos mil pesos.

Una vez terminados sus estudios se dedicó a la impartición de clases de lengua nahuatl y a la trascripción y traducción de documentos antiguos inéditos de procedencia colonial temprana. En el mismo Colegio de San Gregorio don Faustino se encargó de dar la cátedra de nahuatl y formó parte de la Academia de Profesores para estudiar las Antigüedades Mexicanas.

Siendo profesor del citado colegio tuvo la oportunidad de consultar su biblioteca, la cual era muy basta en manuscritos indígenas de diversos idiomas. Dentro de esos manuscritos destacó uno que había pertenecido a don Fernando de Alva Ixtlilxochitl y que nuestro personaje tituló como Anales de Cuauhtitlan, pues se refería en gran parte a fenómenos históricos acaecidos en ese pueblo durante la época prehispánica. El licenciado Chimalpopoca Galicia fue el primer traductor de este manuscrito; más tarde el abate Brasseur de Bourbourg se puso a las órdenes de don Faustino para traducirlo y, en su honor, le llamó Códice Chimalpopoca, que es como se conoce hasta la actualidad.

Hacia 1849 el licenciado Chimalpopoca conoció a don José Fernando Ramírez y, bajo su dirección, estuvo trabajando como copista y traductor hasta el año de 1860. El resultado de dichos trabajos se encuentra en dos volúmenes, principalmente, ubicados en el Fondo Histórico del hoy Museo Nacional de Antropología: en los Anales de México y sus contornos y en los Documentos históricos de nuestro personaje.

En 1855, exactamente el 3 de marzo, don Faustino Chimalpopoca realizó la copia de los Títulos Primordiales de Tierras del pueblo de Cuitlahuac y anotó al principio de ese documento: “Copia de Títulos de Tierras pertenecientes a la ciudad antigua de Cuitlahuac, hoy miserable pueblo, sacada de un manuscrito antiguo que se halla en papel palmilla por el que suscribe” . Tuvo un objetivo claro esta acción de Chimalpopoca: que no se perdiera memoria de lo habían ganado los gobernantes antiguos de Cuitlahuac para sus descendientes. Él mismo lo expreso en la lengua mexicana:

Non nehuatl axcan ipan mani metztli Marzo ic ei tonalli ipan matlactloce Tochtli xihuitl, oniquixcopin inin Tlalamatl, onic quixti itech ce ye huecauh Zololamatl tlacuiloli ipampa cemicac quimatizque Cuitlahuac tepilhuan, tlein oquinmotlanilique ihuan tlein oquimanilique inin colhuan ihuan Teteuctin, camo zan quen omonemiltique amo zan quen omo tlacheltique in Ticic, in Tzintianique tlaca ca omo tequipachotzinoque ihuan omo tequitilique ipampa inin pilhuantzitzihuan. Axcan no nehuatl ipampa cemicac neztiez nic tlalia no toca ihuan no Tonal.

Ahora yo también en el mes de marzo, en el tercer día, en el año doce-conejo [1855], copié estos Títulos de tierra, los saqué de un viejo y antiguo manuscrito para que siempre sepan los hijos de Tláhuac, lo que ganaron y lo que entregaron sus abuelos y los señores principales que no en vano vivieron, no en vano permanecieron en Ticic [lugar de hombres de conocimiento], los fundadores mucho padecieron y trabajaron para sus descendientes. Ahora yo también para que siempre aparezca coloco mi nombre y mi señal.

Lic. Ton Faustino Chimalpopoca Galicia
Ticic Tlaxilacalli ze [barrio de Ticic, número 1].

Un año después, en 1856, ingresa a la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística como socio honorario y, más adelante, como socio de número. Ahí mismo se encarga de las investigaciones con respecto a las lenguas indígenas; en especial se dedicaba al mexicano, su lengua materna, pero, sabemos, también conocía el matlatzincatl y el otomí o ñahñú. En el boletín, que periódicamente editada esta agrupación, aparecieron algunos trabajos de nuestro personaje.

Cuando se reinstaura la Nacional y Pontificia Universidad de México en el año de 1858 se instituye la cátedra de nahuatl, el licenciado Chimalpopoca, desde ese entonces y hasta 1865, fue propietario de dicha cátedra. Cabe recordar que en ese último año de 1865 fue cerrada definitivamente la Universidad, por ello dejó de impartir su cátedra don Faustino.

Con respecto a estos años de su vida nos dice María Teresa Sepúlveda y Herrera: “Parece ser que entre 1830 y 1860 Chimalpopoca vivía modestamente; combinaba los quehaceres de su oficio con los de traductor, copista y profesor de náhuatl, y realizaba algún estudio sobre la cultura mexica”.

Muchos fueron los documentos que el licenciado Chimalpopoca legó a los estudiosos de las cultura antiguas de México; desgraciadamente éstos se encuentran dispersos y, en muchos casos, permanecen en bibliotecas de universidades extranjeras o, peor aún, en colecciones privadas de grandes detentadores del poder adquisitivo. Para mayores referencias diremos que tenemos noticias de que hay documentos, pertenecientes a la pluma de don Faustino, en las siguientes bibliotecas: Biblioteca Nacional de México, Fondo Reservado; Biblioteca del Museo Nacional de Antropología, Colección Antigua; Biblioteca Bancroft de la Universidad de Berkeley, California, Biblioteca Newberry de la Universidad de Chicago, Biblioteca Nacional de París, etcétera.

La pregunta sería: ¿cómo llegaron esos documentos hasta lugares tan lejanos? Muchos de ellos, sin duda alguna, fueron comprados después de la muerte de nuestro personaje y adquiridos, más tarde, por las mencionadas bibliotecas. Muchos otros, sin embargo, fueron adquiridos por medio del engaño; Román Galicia Maldonado, descendiente de Chimalpopoca, nos relata cómo hace muchos años unos extranjeros llegaron a Tláhuac y le dijeron a su abuelita, doña Gregoria Galicia, que les prestara los últimos libros que tenía de su antepasado y que luego se los regresaban; así se hizo y el resultado fue que nunca regresaron estos individuos. Historias como ésta deben haber existido pero, lamentablemente, hoy se han olvidado.

Ya desde el año de 1963 don Faustino Chimalpopoca Galicia se afilió a la llamada Asamblea de Notables, quienes propugnaban por un gobierno monárquico y la venida de un príncipe europeo. Bajo el amparo de esta agrupación lanzó un manifiesto el primero de octubre; el manifiesto, dirigido a la raza india de México, hacía proselitismo a favor del Imperio, invitaba a los indígenas mexicanos a defender esta causa pues, desde su perspectiva, la oposición juarista no ofrecía un mejor futuro al pueblo mexicano. Así, de esta guisa, se expresaba Chimalpopoca:

Macehualtzitzintine, ihuan mochtin altepeme. In yectlatocayotl in quí paleuhtoc ín huei altepetl Francia, cenca mo centilana mexica tlalpan. In huel nelli Totatzin Dios oquimo tlaocoltilli în to huey tonetequipachol, ihuan yehuatzin oquimixpololtilli in huexcatlatoque, qui milhuia impíos.

Oh venerables mahcehuales (indígenas) y todos los pueblos. El recto gobierno que ha promovido el gran pueblo de Francia, sobremanera ha cundido en tierras mexicanas. El gran verdadero padre nuestro Dios se apiadó de nuestro gran sufrimiento y él ha confundido a los soberbios gobernantes, a los que les dicen impíos.

Con esta proclama cumplió su objetivo y una gran cantidad de indígenas se adhirieron a la causa del imperio de Maximiliano. En labios del mismo Niceto de Zamacois, esto sucedió “[…] por ser de su propia raza el que les dirigía las palabras y uno de los indígenas más autorizados por su ilustración y honradez”.

El 28 de mayo de 1864 llega Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota al puerto de Veracruz. Al otro día en un lugar llamado La Soledad, en donde almorzaron los emperadores, apareció en escena don Faustino Chimalpopoca Galicia. La aceptación por parte de Maximiliano fue evidente y, desde entonces hasta su muerte, fue nombrado, Chimalpopoca, traductor oficial. Durante el viaje a la ciudad de México le va sirviendo como intérprete ante las autoridades indígenas tradicionales que salen al encuentro del nuevo gobierno de México.

Fue tanta la convicción de Maximiliano de aprender las cuestiones indígenas que nombró su preceptor imperial a don Faustino; éste se encargó de preparar a los emperadores pues algún día, según decían ellos, les gustaría comunicarse con los indígenas en su propia lengua. Así pues, él les dio clases de la lengua mexicana y, poco a poco, fueron aprendiendo este idioma de los mismos labios del abogado Chimalpopoca Galicia.

Esta noticia alegró a muchos indígenas y don Mariano Jacobo Rojas, connotado nahuatlahto y profesor de Tepoztlan, fue a ver al mismísimo emperador de México. Al saber esta afición por lo indígena que tenía el emperador dijo:

Niauh ninoteixpántiz teixpa in Hueytlatoani Macximilianótzin, inic niquihtlániz ca in mexihcatlahtolli man amo tlami, man amo pohpolíhuiz…

Voy a presentarme ante el emperador Maximiliano para pedirle que nunca se acabe, que no se pierda la lengua mexicana.

De esta forma la actuación de don Faustino sirvió para que muchos de sus coterráneos tuvieran oportunidad de enaltecer la riqueza indígena cultural. Es decir: su actuación no sólo fue tomada en cuenta sino que se presentó como la guía para que otros indígenas nahuah tomaran parte en la cosa pública lo cual, finalmente, significó la participación activa en la historia de México en general y de aquellos acontecimientos en particular.

Cuando llegaron los emperadores a la capital, visitaron la Catedral de México; en ella se hizo una gran ceremonia para recibirlos y recibieron felicitaciones y odas por su llegada. Entre estas composiciones cabe señalar la de don Faustino Chimalpopoca Galicia quien, dirigiéndose a los emperadores, les aconsejó: “Vais, Señor, a ocupar el trono de los aztecas; mas procurad y ejerced en él el imperio de la verdad y de la justicia”. Sabio consejo que se debería de inculcar a los gobernantes de hoy día; por ello, sentimos, hacen falta personas como el licenciado Chimalpopoca quien, con la prudencia y afabilidad que lo caracterizaban, se condujo por un camino difícil y escabroso.

En esas condiciones se encontraba nuestro país: por un lado el proyecto liberal burgués y, por el otro, un proyecto de imperio con una fuerte tendencia indigenista. Nuestro personaje y paisano optó por la segunda por parecerle que podría de esa forma ayudar a sus hermanos indígenas en su lucha que ya llevaba poco más de tres siglos. A pesar que entre las filas del liberalismo se encontraban algunos indígenas intelectuales esto no fue suficiente para que se entendiera la problemática que aquejaba a los pueblos. El mismo Juárez nunca entendió el problema agrario desde la perspectiva de la comunalidad india.

El 25 de junio de 1856 se promulgó la Ley de Desamortización de bienes muertos, mejor conocida como la Ley Lerdo, pues su creador fue don Miguel Lerdo de Tejada. Ésta afectaba considerablemente a las comunidades indígenas: les quitaba la propiedad comunal de la tierra y la ponía en circulación en el mercado a la deriva de los mejores postores. Así fue como los extranjeros millonarios empezaron a formar sus haciendas: con los bienes comunales que otrora fueron de los pueblos originarios.

Uno de tantos pueblos afectados fue Tláhuac, el lugar de origen del licenciado Chimalpopoca. Al decir de dos investigadoras:

Uno de los mayores embates que sufrieron las comunidades de Tláhuac, fue resultado de la aplicación de la Ley de Desamortización de bienes de manos muertas, expedida el 25 de junio de 1856, la cual generó serios trastornos estructurales en el sistema de tenencia de la tierra en la medida en que muchas de sus posesiones fueron subdivididas y privatizadas.

La respuesta a esta ley fueron grandes movilizaciones armadas en contra del gobierno juarista; no obstante, también se empezó a plantear una propuesta alternativa: el indigenismo de Maximiliano lo hizo comprender que la única solución era devolver las tierras a sus legítimos detentadores: las comunidades indígenas. Para tal efecto el emperador ordenó la promulgación de varios edictos y ordenanzas encaminadas a la restitución de la propiedad comunal indígena. El hecho aquí relevante es que estos documentos fueron redactados tanto en castellano como en nahuatl; desde luego el traductor de los mismos fue, nada más ni menos, que don Faustino Chimalpopoca Galicia.

En la actualidad tales manifiestos han sido reproducidos en forma facsimilar y de este modo podemos conocer el contenido de ellos así como la importante participación de Chimalpopoca en las cuestiones agrarias a favor de los indígenas.

Además es deber señalar que el licenciado también jugó un papel relevante para que los indígenas mexicanos pudieran mejorar su condición de vida en el siglo XIX; para ello se constituyó la Junta Protectora de las Clases Menesterosas y él fue nombrado por el emperador como presidente de la misma.

Junto a los emperadores don Faustino realizó un sinfín de viajes y travesías por el territorio mexicano; pero, para nosotros, es importante señalar que gracias a él los emperadores visitaron el pueblo de San Pedro Tláhuac, oyeron misa y ofrecieron regalos a la población nativa; este hecho subsiste en nuestros días en algunos habitantes de nuestro pueblo y cuentan que:

[…] los habitantes esperaron a los emperadores en el sitio conocido como “el puente”, en la actualidad está entre el Huey Atezcatl (el lago de los Reyes) y el ex-restaurante Akalli, allí desembarcaron y fueron conducidos a la Parroquia. La emperatriz regaló, después de misa, mantas a las mujeres tlahuacah.

Con el tiempo y, como todos deberíamos saber, el proyecto de Maximiliano fue derrotado por el gobierno juarista y, en el Cerro de las Campanas, fue fusilado el emperador en junio de 1867.

Todos los partidarios de Benito Juárez empezaron una feroz cacería en contra de sus opositores; muchos de ellos fueron encarcelados y, otros más, fusilados en diversas partes del país. Don Faustino no fue la excepción; a pesar de que casi nadie apunta que él fue objeto de persecución, sabemos, gracias a sus descendientes, que esto ocurrió. María Teresa Sepúlveda y Herrera apunta unas líneas donde la hija de don Faustino relata cómo fue perseguido por las tropas juaristas pero, hasta ahí, concluye este hecho. No obstante, sabemos que él regresó a su casa de Tláhuac, ubicada en Ticic, y huyó en canoa por el Canal del Desagüe, hoy calle Aquiles Serdán; de esta forma llegó hasta Veracruz y, posteriormente, a Francia, en donde residió por un tiempo.

En Tláhuac también existió presión contra los familiares de Chimalpopoca. Su hermano Manuel Chimalpopoca Galicia, de donde provienen todos los descendientes legítimos de nuestro personaje en Tláhuac, fue envenenado en el barrio de Tecpan (San Juan) durante una fiesta. Don Blandino Palacios Calzada, nativo de Tláhuac, especifica que se le dio el veneno en un jarro con pulque.

Por esta persecución, los familiares sobrevivientes a esta cacería de brujas, decidieron eliminar el apellido Chimalpopoca, ya que éste resultaba muy llamativo y fácilmente identificable. Sólo se conservó el Galicia y así es como hoy, en Tláhuac, los descendientes de este gran personaje se apellidan Galicia.

Tiempo después y, cuando ya había pasado el peligro liberal, regresó a su tierra el licenciado Chimalpopoca. Los últimos años de su vida los pasó trabajando en el Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología; algunos de sus trabajos, como el que hoy les presentamos, fueron publicados en los Anales de dicho museo. En 1877 murió, a la edad de 72 años, el licenciado don Faustino Chimalpopoca Galicia.

A pesar de su muerte su obra continúa siendo de una vigencia perenne y, no obstante los que agriamente lo han criticado, se debe promover el conocimiento de su vida y de su obra.

Tomado de: http://lgpolar.com/page/read/539  el 01-05-2 014

2 comentarios:

  1. ¿Que motivo a este Nahual a escribir este libro??

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    1. Una posible respuesta la puedes leer en la página 23 hasta la página 26. No está de acuerdo con la interpretación que hacían de la numeración los traductores de la época

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